domingo, 9 de septiembre de 2012

Llega un momento en el que sientes la necesidad de que te quieran, la necesidad de que haya alguien que se preocupe por ti. Alguien que note tus lágrimas, aún cuando ni siquiera se han formado y que sea capaz de sacarte el mayor número de sonrisas por minuto. Y de repente, sin darte cuenta, cuando ya te habías dado por vencido con esa idea, llega esa personas capaz de alegrarte hasta el peor de los días. Pero te asustas, te da miedo sentirte así, y de que todo acabe.

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