sábado, 23 de marzo de 2013

Dicen que lo que más duele es echarle de menos, pero yo creo que no es verdad. Echar de menos, duele. Duele mucho. Es como un golpe seco. Lo bueno de echar de menos, es que al cabo de un tiempo dejas de hacerlo. Porque empiezas a olvidar sus besos, sus abrazos, su voz, su manera de tocarte, todo... Por eso creo que lo que más duele es la esperanza. Siempre mirarás la puerta y te imaginarás que entra y que puede caber la posibilidad de que todo sea como antes. Siempre tendrás la esperanza de irte un día a dormir y que todo haya sido una estúpida pesadilla. Porque la esperanza es lo último que se pierde...

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