Antes: No se arrepiente. No se arrepiente del daño hecho, de lo malo pasado. De sus mentiras, de sus malas decisiones, de sus malas acciones. No se arrepiente de nada...
De haberme hecho daño. Y no puedo evitar a pesar de todo seguir a su lado porque es lo único que me importa.
Ahora: Me alegro de haber pasado página, de haberme dado cuenta de quién era y de haber abierto los ojos para ver que él no me quería y yo nunca le quise. Porque eso no era querer. Eso era un juego de dos, en el que yo jugaba a poder pasar cada minuto a su lado sin estropear nada y el jugaba a estropearlo todo.
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